viernes, 5 de noviembre de 2010

VENECIA. THE END

Queridos y fervientes lectores. Se que habéis sufrido mi ausencia en silencio. Como los dolores en el bajo vientre que se sufren, pero se disimulan porque queda mal decirlo. Vuelvo a sacar mi tono gacetillero que es el que engancha y el que me es bien fácil de sacar del teclado. A partir de ahora, como mis amigos los calamares de Matamanoa, voy a explicar mis vivencias al revés. Es decir, primero lo más reciente. Nunca pensé que me influenciarian tanto unos calamares frescos y vivos.


La razón primordial es que he perdido mi Mackbook en el transfer del T1 al T3 de Heathrow en London. Estoy en proceso de recuperación. Pero las crónicas de Sydney, HongKong y Thailand estan escritas en el Mac y espero a recuperarlo para publicarlas. Porque si las escribo ahora, perderían la frescura del momento.

A modo de resumen, volví el 7 de Septiembre a Barcelona y después me fuí a Sagra (Alicante) a visitar a mi amiga Annie. Acordamos ir a Paris juntos y de ahí veríamos hacia donde... La idea original era ir a la India, Egipto quizá. Pero finalmente, por razones mayores, nos quedamos en Francia. Y que acierto!

Alquilé mi casa de Parets a una pareja de investigadores de la universidad. Parecen buenos chicos. Espero que cuiden mi casa, pues ahí he dejado muy buenos recuerdos y una parte muy importante de mi vida. Los treinta-y-tantos los viví en esa casa.

Ahora estoy viviendo en casa de Maxito. Estoy ubicado en Barcelona en pleno Eixample, muy céntrico. Mi amigo tiene la gran deferencia y amabilidad de prestarme hasta Diciembre un apartamento dentro de su casa. Maxito es generoso y buen anfitrión donde los haya. En la línea de Brenda, Murray y Philip. Vuelvo a agradecer mi inmensa suerte de tener tan buenos amigos que me ayudan en todo. Además, Alfredito me ha dejado su A-moto. Soy el rey de Barcelona A-patrullando la ciudad.

Nuestro querido Maxito ha hecho 30 (+20) años y nos hemos ido a celebrarlo a Venecia. Familia y amigos unidos y pasándolo bomba en Venecia.


Solo conocía Venecia de una visita en un día. Por lo tanto, no conocía el lugar. Seguro que es un sitio para ir a enamorarte... o a desenamorarte. Pero cuando vas a Venecia no puedes volver con el mismo nivel de amor que con el que entraste. Tanta belleza junta no se puede soportar si no tienes unos ojos a quien mirar. (Me vuelve a salir la vena romántica tontorrona... porqué será...?)

Todos esos palacios, góndolas, lámparas de murano, los puentes, el sole miiiiooooooo, la picolísima serenata, Rafaella Carrá, la Piazza San Marco, el puente de los suspiros, los gondoleros, el vaporetto que no tiene humo, la Biennal, .... y todo en perfecta conjunción estética y plástica para que la vista se derrita en cada detalle, en cada rincón o en el conjunto de una ciudad imposible en un sitio imposible con una belleza posible, porque se te incrusta hasta el fondo de la retina para quedarse grabada, como un negativo. Y luego ves otras cosas y sin querer las contrastas con la belleza de Venecia y ya eres, para siempre, otro enamorado de esta ciudad.

Si vas en buena compañía es todavía mejor. También tiene su lado romántico pasear solo por los canales a la noche. La iluminación es tenue (gran acierto) y te transporta a otra época muy fácilmente. No hay nada como la sugerencia visual de unas sombras y el run-rún del agua chocando en pequeñas olas contra algo.



También diré que no soporto el rollo de las máscaras de 'fantasía' que inundan la ciudad. El tema de las máscaras es una cosa que me produce gran rechazo. Tendría que analizar el porqué. No me gustan en ninguna de las formas y siempre me producen un efecto desagradable.

La familia de Max venía de muy lejos. Resulta que la familia le contó a dos sobrinas de 5 y 8 años que iban a ir a un palacio (el hotel) donde había un príncipe (o sea yo). Max alquiló un traje de príncipe tipo Walt Disney justo de mi talla. Y me convenció para ser el príncipe del palacio. Total que cuando llegaron, yo me asomé al balcón del hall del hotel y empecé a saludar a todo el mundo girando la mano como lo hace la Reina Sofía de España. El estupor de la audiencia así como la cara de las niñas me engrandeció y me metí de lleno en el papel. Bajé las escaleras muy despacio, levantando la cara y mirando al pueblo desde arriba hacia abajo. Dejé que me besaran las manos y me hicieran reverencias. Después hice una genuflexión con mucho boato, bombo y platillo y les dije a las niñas: " Princese, benvenute al meo Palazzo". Desde entonces soy el príncipe.



Al preguntarle a la mayor (una vez disfrazado de Pep) si se había creído lo del príncipe me dijo con tremendo desparpajo: "Era evidente que no. Primero ya te conocia y con esa peluca tonta la cara no te cambia, segundo los príncipes no tienen botas de agua y tercero se te notaban los calozoncillos debajo de esa malla atada con un cinturón ridículo". Una de las pocas veces en mi vida que me quedé sin habla.

Aquí podeis ver el detalle de las mallas, las botas de agua y la peluca arriba:



Pues celebramos el cumple con mucho amor y mucha alegría. Y me hicieron sentir como de la familia. Así que otra vez me sentí como un perro adoptado. Tendría que estar acostumbrado a esta sensación, porque en el fondo es muy agradable sentirse adoptado. Y perro también.

PARIS Y BELLE ILE EN-MER

Pendiente

BARCELONA Y SAGRA

Pendiente de recuperar mi Macbook ...

PUKHET

Mi amiga Pilarín, flamante ganadora de un Óscar de los de Hollywood por los decorados de ‘ El Laberinto del Fauno’ (Pan’s Laberynth para mis lectores ingleses), me acaba de dejar en el aeropuerto de Pukhet. Cuando lea estas líneas me va a maldecir, porque no conozco a persona más capaz y valiosa y a la vez más modesta y discreta (cosa que multiplica su valor). Seguro que le da 3 patadas que me dirija a ella como la amiga que ganó un Óscar. Pero para el resto de los mortales es algo extraordinario. Cuando se lo dieron, pensé que hay una cierta justicia universal que, a veces, premia a quien se lo merece. Y sin duda, los que conocemos a Pilarín, creemos que se lo merece a espuertas. Sobre todo, teniendo en cuenta que Pilarín no hace ningún tipo de ‘despacho’, ni peloteo, ni relaciones sociales para promocionarse. En eso es bastante cortita. Pero su valor es tan grande que supera todas esas barreras sociales que se les imponen a los que no están todo el día persiguiendo a los poderosos para recoger los restos de su codicia. Creo que quien más quien menos sabe de que hablo. ¿Verdad?

Aquí Pilarín y yo visitando un templo budista y ofreciendo una flor de loto e incienso a budha:



Llegué el viernes por la noche y hoy lunes por la mañana hacia Bangkok y esta noche hacia Londres. Mi llegada a Pukhet fue pelín justita ya que el vuelo de HK se retrasó y tuve que hacer piruetas para coger el vuelo. Entre otras cosas convencer a un tailandés de atención al pasajero que recogiera mis maletas y las enviara de Bangkok a Pukhet. Legalmente eso no se puede hacer por motivos de seguridad. Pero los españolitos, desde que ganamos la El Mundial, dices Villa, Iniesta, Xavi, Torres, Nadal, Alonso, … nombras a cualquier de estos superdeportistas y se te abren todas las puertas. Y si dices que eres de Barcelona, pues todavía más. Pones ojitos de gato de Shrek y no hay quien se resista a tus pregarias… (lo digo como consejo para viajar). El sábado a las 7am tenia las maletas en mi hotel. Flipante!


Y martes por la mañana vuelvo a casa. Y no es Navidad.

Thailand es un pais para visitar y disfrutar. A diferencia de mi experiencia con los de HK, los tailandeses son amables, sonríen, muy educados y finos. Muchos de ellos tan finos que se convierten con cierta facilidad a lo que aquí llaman ‘lady boy’. O sea travestis de toda la vida. Pero mucho más finos, delicados y femeninos que la mayoría de las mujeres occidentales. Bueno, ayer cenando con Pilarín había uno más bien hombretón. Pero en general finos y delicados. Ellas son muy guapas, visten espectacularmente bien y son muy elegantes.

La comida en Thailand es una de las mejores del mundo. He comido extraordinariamente bien por sorprendentemente poco dinero. Por 10€ puedes tener una cena deliciosa con 3 birras en un restaurant muy turístico en el centro de Pukhet. Me imagino que en los sitios auténticos puedes comer por 5 € como un maharajá (como un loco muy loco)



Hemos estado en Patong, que es algo así como el Torremolinos de Thailand. Se pueden ver a un montón (demasiados) hombres occidentales de una cierta edad con jovencitas por todos lados. El tema de la prostitución es tan evidente que casi ofende. No entiendo como estos tipos van tan ufanos por la calle sin ningún tipo de vergüenza ni ética ni moral. Pero hace tiempo que intento no juzgar (lo acabo de hacer, por eso lo ‘intento’), pero en este caso es tan flagrante que da auténtica penita. Las calles por la noche se convierten en grandes prostíbulos que dan a la calle y donde chicas están esperando que lleguen los clientes. Otras subidas a la barra del bar y bailando en atuendos más que sugerentes. Todo al aire libre. No quiero ni pensar que pasa con el tema pederastia, si esto es tan evidente. Me pongo enfermo.

Creo que volveré a Thailand en la buena época y le dedicaré un buen tiempo porque intuyo que saliendo de sitios como Patong, encontraré sitios maravillosos para disfrutar de la vida.

Que de eso precisamente se trata.



Estamos en época de monzón y llueve a mansalva. Es por esta razón que no me quedo por Asia. Llueve por todos lados a todas horas. En 2 segundos te cae la del pulpo y si te pilla en un descampado, relájate y disfruta. Porque es como si te tiraran cubos de agua encima.

Igualmente hemos disfrutado de unos ratos de sol, y si no llueve te das con un canto en los dientes. Hemos hecho compras, un par de trólex, elefantitos… Pilarín se ha comprado un supermonedero tipo retro de piel del cocodrilo. Ella se pone nerviosa regateando, pero yo que tengo alma de fenicio me divierto regateando. Antes me ponía nervioso y me daba cierta vergüenza regatear. La masterclass me la dio un bereber en Marrakech. Mientras me hacia sentar, me servía té, se dirijía a mi con voz melodiosa como reacción a mi tono seco y cortante, pronunció la fórmula que me hizo entender el juego:
“Tu quieres alfombras, yo quiero dinero. Solamente hay que ponerse de acuerdo en el precio”

El 96% de la población tailandesa es budisa. Solo por eso, ya vale la pena visitar el país y entiendes muchas cosas a respecto como son. Claro que para entender la relación entre los 'lady-boys' y estas pinturas 'modernas' que representan a buda, tampoco hay que ser muy listo. Hay algo latente en la iconografia tailandesa que tiende hacia el mismo aspecto. De la siguiente imagen, se pueden sacar muchas conclusiones y matices.



Y empezó a explicarme las bondades de sus productos. A mi me hizo la mente ‘click’ y me dejé seducir por sus argumentos. A continuación empecé a desarrollar mis argumentos del valor que yo le daba a lo que me acababa de explicar. Y ese valor estaba directamente relacionado con el nivel de felicidad que me produciría su producto. Es decir: me gusta o no me gusta. Después de 3 iteraciones, nos pusimos de acuerdo en el precio. Yo salí con mi alfombra y él con mi pasta. Yo contento y él también. Desde entonces, regatear para mi es una diversión y no un sufrimiento. Entiendo a la gente que se pone nerviosa porque no entiende las reglas del juego ni quieren jugar. Como dice Maruja Torres en el título de uno de sus libros: “Más másters da la vida”

HONG KONG

HK es demasiado para los simples mortales. Hay que pertenecer a Marte para poder entender esta ciudad.

Llegué muy temprano a HK procedente de Melbourne. Había organizado un shuttle bus en el hotel que me alojaba, por lo tanto, como un borreguito siguiendo a todos y esperando mi turno. El día era gris y lluvioso. No pude apreciar la ciudad debido a la neblina de que produce la lluvia.

Llego al hotel, muy confortable con buen servicio y muy amables. El dia anterior había recibido un mail explicando que el tiempo era malo, que me aconsejaban un chubasquero pero que me proporcionarían un paraguas gratis. Buen servicio. Me ducho y decido descubrir HK caminando.



Me voy al Lady Market ya que está al lado del hotel. Como era de esperar, mucho chino en China. Calles repletas. Hordas de gente arriba y abajo. No hablan mucho entre ellos. Cada uno a su bola. Escupen en la calle con asiduidad. Con premeditación y alevosía recogen todo el material desechable de la garganta profunda, rugen como leones. Primero una inspiración profunda, luego una exhalación alrededor de las mucosas de la boca, nariz y laringe recogiendo los esputos hacia fuera y lanzándolos al suelo a una velocidad interesante y haciendo el máximo ruido posible. En vez de tirarlo lejos se apuntan a los pies. No se paran para hacerlo. Tienen tanta práctica que lo hacen mientras caminan con total normalidad. Me recuerda a la España del la posguerra.

Todo es excesivo. Los carteles inundan el centro de la calle. No se conforman con la fachada. Está todo lleno de tiendas de todo. Lo que más me sorprende es la cantidad de joyerías con oro y diamantes. Está plagado. Desde las más cutres a las más elegantes y sofisticadas. Me parece inaudito que haya tanta tienda de superlujo. ¿Y a que no sabéis quienes son los clientes de estas tiendas? Los asiáticos. Ni un occidental he visto en las tiendas. Los precios son exorbitantes. Yo no me puedo permitir ni entrar a respirar dentro de estas tiendas. Precios ridículamente caros. Y lleno de asiáticos. Ni un occidental. Los comunistas se han vuelto los mayores capitalistas. Los excesos prolongados se acaban pagando y convirtiendo exactamente en lo opuesto.



HK es un forúnculo capitalista
que le ha salido a la China comunista.

Paso por un mercadillo de los tradicionales y pienso: mira que bien. Veo un puesto de fruta con unas cerezas muy hermosas y rojas. Están a 50HK$ (unos 5€) el kilo. Pienso: bueno, son caras pero me como un puñado. Le pido al buen hombre que vendía que me diera un puñado. Calculo máximo 100gr. Me dice que son 40HK$. Yo le digo que eso no es posible. Como no me entiende le doy 10HK$ y que eso es lo que pienso pagar. Me dice que no: que 40HK$. Le digo que no quiero las cerezas y me devuelva mi dinero. El tipo muy arrogante me dice que no, que yo no le he dado nada. Todo muy desagradable. El tio se da la vuelta y se pone detrás del mostrador. Le digo de forma muy tranquila que me devuelva mi dinero. El tio me dice que me vaya con la mano, como si fuera un perro. Me empiezo a calentar y a cagar en la China mandarina. Le digo que me acaba de robar 10HK$ y que no me pienso ir hasta que me los devuelva. El tipo escupe al suelo. Me caliento más y me acuerdo de buda. Me entran ganas de coger las cerezas y tirarlas al suelo. Me acuerdo de buda. Le digo: “OK. You are a thiever (ladrón). I will call the police”. El tipo sale corriendo del mostrador y me da los 10HK$. Pienso: pobre hombre. Espero que no venda nada en todo el día. HK me carga. Pienso que menos mal que estoy solamente un par de dias y que me sobra uno. Me vuelvo al hotel a descansar y reflexionar. Estoy pelín estresado.

Después de mi merecida siesta pienso que ésta es una gran ciudad y que hay que descubrirla. Recuperado mi buen rollo, decido lanzarme a la calle otra vez sin prejuicios. Pienso que el vendedor de cerezas es una excepción y que mi impresión de que los chinos son mal educados y pelín marranotes es solo un prejuicio.

Aquí la forma de conquistar China: el fútbol. La de puertas que abre....


Efectivamente, mi segunda incursión en la ciudad es mucho más placentera, agradable y distendida. Todo son ofrecimientos para que compres. Compro unas tonterías y se me ocurre mirar relojes. Sigo a uno de los cientos de miles de indios que te ofrecen relojes en HK. Me lleva a la 20 planta de un edificio, llama a la puerta, abre otro indio. Le pregunto en la calle antes de entrar que cuanto vale y se hace el indio y me dice sígueme. Total que me enseña el catálogo de relojes, me gustan un par de ellos. Le pregunto cuanto y me dice que … 300€!!! Yo le digo, quieres decir 30€, verdad. Y me dice que no. Empieza el regateo y yo le digo que mi máximo precio es 30€. El tio que intenta que suba a 150€. Y yo le digo que 30€. El muy poco agraciado empieza a decir que si estoy loco. Y yo le digo que para nada. Que el que está loco es él si piensa que por copias baratas de relojes caros voy a pagar ese precio. Que para ese precio me compro un original. Se genera mal rollo total y le digo que me largo, que no me interesa nada de lo que me pueda ofrecer. A partir de ahí el tipo me ignora, no me habla ni me mira más. Como si no existiese. Evidentemente esto no me crea ningún trauma. Pienso, pobrecito se merece estar donde está. Le doy las gracias de forma supereducada y le agradezco el tiempo invertido conmigo con un “Thank you very much for your time” en un tono ligeramente socarrón y sonrisa de medio lado.

La mala educación no solo es una mala película de Almodóvar, parece que también es una costumbre entre los habitantes de HK. Por lo menos de los dos que he conocido hasta el momento.

Aquí las figuritas manga de oro.



Sigo pensando que no le he cogido el punto a la ciudad y que no puede ser. Que hay que buscar nuevas y frescas sensaciones en HK. Que esto es solo mala suerte y que la ciudad está llena de misteriosos tesoros por descubrir. Me voy con mi ánimo renovado a Temple Street. Aquí me siento a cenar en un sitio encantador, servido por gente encantadora. Conozco a una pareja italiana sentado a mi lado. Y a una pareja de adorables ancianos australianos sentados a mi izquierda. Todo fluye, nos damos los teléfonos y nos vemos en Bcn y tal y tal. Mientras nos cae un chaparrón importante y nuestro amigo del 5º 1ª, el Sr. Monzón decide visitarnos para cenar. Es divertido ver como todo se moja mientras te zampas un estupendo pescado preparado con un poco de picante que le da un sabor estupendo. Empieza a gustarme HK. Empiezo a cogerle el gusto y pienso que debe haber una ciudad fantástica, llena de buena gente que yo no conozco para nada. La próxima vez hay que venir fuera de la época del monzón, informarme que hacer y donde ir, e intentar evitar la zona comercial que es como Andorra, pero ligeramente más grande. En vez de hablar en polaco, hablan en chino y tampoco se les entiende. Y en vez de estar lleno de portugueses, está lleno de chinos. Unos pocos más….

SYDNEY

Sydney es como una mujer muy atractiva. Y algo casquivana. Y es normal que así sea. Porque Sydney no se entiende sin su bahía. La belleza de esta ciudad consiste precisamente en lo que la hace ‘hueca’, y no es ni más ni menos que la bahía interna que la configura. No creo que haya otra ciudad en el mundo donde los habitantes dispongan de tanta belleza al mirar a la bahía. Es realmente impresionante las vistas que se tienen de la ciudad. Desde el CBD (Central Business District) o también llamada The City, hasta el más remoto de los barrios de Manly. Todo es precioso.

Esto es lo que la vida te puede sorprender al coger un ferry hacia la playa de Manly:


Si miras el mapa de Sydney, te das cuenta que es una ciudad dispersa alrededor de un montón de mar. Y como dijo el gran Angel Gabilondo (catedrático de metafísica y actual ministro de Educación; recomiendo fervientemente sus escritos acerca de la condición humana), la esencia de un archipiélago consiste precisamente en lo que separa a las islas que lo componen: el mar. Sydney no es un archipiélago. Pero es una ciudad que existe y respira alrededor del mar. Y eso es lo que da sentido a Sydney, el mar que separa sus barrios. Y eso es lo que la hace hueca. O sea, que lo que da sentido a la ciudad, es precisamente lo que la hace maravillosa y ‘ligera de cascos’ a la vez.
Esta es la vista que tengo desde casa de mi amigo Philip en Potts Point.


Los de Sydney tienen un estilo de vida alegre y sin grandes problemas. Y es que se pasan el dia sumidos contemplando la belleza de su ciudad. Los de Sydney, cuando tienen que trabajar, ponen como condición previa el poder compartir la belleza de la ciudad, no sea que por trabajar se pierdan una sesión de surf en Bondi o Manly. O se deje ver en los lugares más chic de la ciudad, exhibiendo un perfecto bronceado y enseñando las formas de los musculitos que las olas le han obligado a moldear cual apolo/apola australiano. Las mujeres le siguen a la zaga.
Si sois de Melbourne y queréis quejaros de esta ciudad, solo hace falta que salgáis un sábado por la noche por King Cross o Oxford St. Hordas de mujeres vestidas con bastante mal gusto ( la TV americana ha hecho aquí estragos en la estética femenina ) y macarras luciendo carros tuneados llenan la ciudad de follón y mogollón bastante insoportable para uno de mi edad. No he visto en ninguna ciudad del mundo tanta agresividad, borrachera, y sensación de que cualquier situación se puede descontrolar fácilmente durante la noche.

Pero no voy a tirar de esta veta, porque pasa una vez a la noche a la semana. El resto de la semana puedes salir a sitios estupendos, tomar unas cervezas tranquilamente en infinidad de sitios maravillosos con vistas impagables.

He estado en el Opera House para ver La Sonnambula de Bellini. Fui con mi gran amigo Philip. Nos vestimos para la ocasión. Nada más llegar, una copa de Moët y salimos a la terraza a contemplar como la luna llena baña la estructura exterior. Y ves la vista a la bahia, el Harbour Bridge y las luces de los edificios reflejándose en el agua del mar y convergiendo justo en tu retina para que te enamores para siempre de Sydney. De la misma forma que te puedes enamorar de quien realmente no te quiere. Y sabes que no te conviene ese amor. Pero te da igual, porque sabes que esa belleza te subyuga y fascina precisamente porque es como es.



Y porque precisamente no te pertenece, es porque te gusta más. Así es la tragedia de los sentimientos de amor del ser humano. O sea, que te predispone perfectamente para ver una ópera lo más trágica y dolorosa posible. Que de eso se tratan las óperas. Una vez el champagne ( no saben que lo que es el cava ) te ha puesto en forma, el viento de la bahía te ha peinado la calva, y las miradas se intercambian, uno sabe que ha visto lo más bello que se puede ver esa noche, y está dispuesto a ver una ópera. La ópera en Sydney se desarrolla fuera del Opera House. Dentro solo se canta.

El Harbour Bridge


No es el monumento más conocido de Sydney, pero para mi compite con el Opera House en belleza y harmonía. Creo que el Opera House es la bella y el Harbour Bridge es la bestia. He visto el puente de la Bahía de San Francisco, que es fenomenal, pero creo que este puente le da un equilibrio y belleza a la ciudad únicos. Es una obra técnicamente perfecta y plásticamente precioso. Creo que me gusta más que el Opera House precisamente porque le da un punto de equilibrio a Sydney. Comparado con el Opera House con como el Ying y el Yang.

jueves, 2 de septiembre de 2010

DARWIN y CAIRNS. Fin del viaje priscilero

Queridos todos, el viaje priscilero terminó en Darwin. Después a ver la Gran Barrera de Coral en Cairns

De Darwin destacar que tiene unas playas preciosas de arena blanca y azul turquesa, pero en las que no te puedes bañar ni muerto, porque te mueres. Medusas cubo ( Box jellyfish ), tiburones y cocodrilos de agua salada, etc... se encargan de ello con mucho gusto. Tienen una playa artificial que parece real tierra adentro para que los locales se puedan bañar en algún sitio que no sea su bañera.


También me gustó el rodeo y el boxeo. Philip estaba superemocionado porque habia el Festival de Darwin. Consiste en una especie de feria de verano a la española, pero con atracciones locales como rodeo a la americana. La marca RM Williams australiana tiene aquí a sus máximos seguidores, incluyendo a Philip. Pues lo que hemos visto en las películasde vaqueros, pero a la australiana. Un poco demasiado americanizado y con poco carácter local. Podrían haber cabalgado cocodrilos de Kakadú, digo yo. O cabalgar canguros, o emúes, o wombats. En fin: divertido y mucho sudor, y peste a vaca.

Flipante una especie de carpa de circo de boxeo donde te podia ostiar con unos pedazos de cachos de carne que se exhibían públicamente como se exhibe la carne en la boquería. Incluyendo las morcillas. Flipante. En pleno siglo XXI y las mismas atracciones de feria que en la edad media. Y es que el hombre con sus luces y sus sombras no cambia casi nada en el espacio y el tiempo. Nos gusta ostiarnos y domesticar animales. Habian de cachas y fuertes que se supone que si los aostias te dan una pasta. Y los habian pequeños y debiluchos que parecian fáciles de currar, pero imagino que el truco estaba ahí precisamente. Que tenian que ser los que mejor pegan...




Esta australiana que sale al final del vídeo es la que da realmente enspanto de pegarse con ella. Se supone que el hombre de color que la acompaña se acaba de ostiar con uno de los que se exibían en esa especie de carpa-escaparate.

Como diría Almodóvar: puro siglo XIX.... (para los que no sabéis leer en latin, unos cuantos, XIX = 19)

La feria se podria parecer a la de cualquier ciudad de verano de España. Con algunas particularidades. Por ejemplo, ver a unas australianas bailando la danza del vientre no tiene precio. Todas graciosas y garbosas ellas. Habia una que tenia una cintura que para mover el vientre tendria que hacer auténticas obras de ingeniería o mejor dicho, de charcutería. Vaya ... parece que vuelvo a estar con el colmillo afilado... tendré que ir con cuidado de no morderme la lengua, no sea que me envenene.

Manu se hubiese partido de la risa y cegado en lágrimas. Pobrecitas, deberian pagarles un viaje a Oriente medio, una sesiones de fitness (cardio, no sea que se nos tonifiquen y aumenten el volumen) y unos bonos para liposucciones. Y ni así... Pero no hay que dejarles de reconocer la gracia de entretenernos y entretenerse, ya que seguramente no se pueden bañar en la playa (por los bichos ... me refiero a los salvajes), y para qué leches van a estar ellas delgadas y sugerentes, para sus maridos? Habeis visto 'Muriel's wedding'? Pues eso, que se entretienen bailando y se sienten supersexys y eso es lo mejor de todo.

Aqui os presento a Las Perlas de Oriente Australianas:


En la feria también tenian unas cosas muy graciosas que eran unas bolsas muy grandes llenas de regalines, chupachups, etc... que te las vendian empaquetadas. Philip las coleccionaba como una criatura diciento ( a la australaiana, claro): mira dos cropanes y un tigretón, más unas gominolas por solamente 5$! Que ganga! Una criatura de 2 años no es más feliz que Philipo. La criatura de poco menos de 100kg se subio a no se cuantos cacharros de feria. Y Brenda y yo le mirábamos, nos partíamos porque el muchacho gritaba y hacia aspavientos con las manos como fiuuuuuuuu, le hacíamos fotos al nene en el cacharro. Teniamos miedo que se pusiera a escupir al aire en medio de los giros de los cacharros de feria, o alguna travesura parecida. Lo dicho: nuestra criaturita. Creo que es lo más cercano que he estado nunca de parecer un padre de familia mirando al nene en los caballitos.

Una vez Brenda y Philip volviero a Sydney y Auckland, yo me fuí a Cairns. Me llovió 3 dias y el cuarto que hizo un poco de sol, me fui a snorkelear a la Gran Barrera de Coral. El barco y la gente del barco superbien. Pero el dia estaba superagitado y solo decir que no fué nada agradable bucear porque la corriente y las olas lo hacian superdificil. Cuando volví al barco, di de comer gratis a los peces el desayuno de la mañana. Es la primera vez que me mareo en un barco. Por lo tanto, pongo Cairns en un punto y aparte del viaje. Me sirvió para descansar del final del viaje priscilero. Aqui os dejo una foto alimentando 'pececillos'. Esta vez con comida sin digerir previamente.


Próximo destino: Sydney

sábado, 14 de agosto de 2010

OUTBACK. Kakadú, la naturaleza en estado puro

Y llegamos al paraiso natural de Kakadú. El parque natural más grande de Australia. Paseamos con Brenda y Philip a través de bosques de flores amarillas. Hemos visto cocodrilos, pajaros de todos los colores, pájaros que bailaban que parecian buitres y que Philip dice que se llaman ‘brolgas’, pero para mi son buitres aunque Philip diga que soy tonto.
Las pinturas en las rocas realizadas por los aborígenes hace más de 20.000 años impresionan por la calidad y porque parecen radiografías, ya que muestran los huesos y principales vísceras. Son realmente impresionantes y precisas. Hay peces, canguros, personas, etc. Para los aborígenes, estos lugares remotos debajo de las piedras era su forma de transmitir la cultura. A través de estas pinturas sabemos que todos los seres vivos están interconectados. El rollo 'Avatar' hace tiempo que se inventó. Aquí os dejo unas cuantas muestras del arte aborigen. De hecho, los aborígenes tienen una habilidad especial en el arte de la pintura. Hay una industria creciente en este tipo de arte.
Hemos visitado muchas galerías de arte y he comprado varias cosas. Me gusta al arte aborigen. La mayoría de los artistas son mujeres. Hay que explicar que los australianos de origen occidental tienen un serio problema con los aborígenes que habitan Australia desde hace más de 60.000 años. Recordar que la actual Australia se fundó en 1788. Poco más de 200 años. Y esta cultura ha sometido a la aborigen. Pero los aborígenes no se adaptan a esta nueva vida. Y los que lo hacen, caen en drogas y alcohol. Delincuencia y pobreza (desde nuestro punto de vista) es el denominador común de los aborígenes que viven en la ciudad de los blancos.El arte, y concretamente el arte de las mujeres, es uno de los pocos puntos de comunicación entre los dos mundos. Evidentemente que no soy un experto en Australia y que ésta es una visión personal y sesgada. La situación no es nada fácil porque aniquilar más de 60.000 años de cultura no es nada fácil a pesar de creerte muy superior en tecnología y avances sociales. Los de la península ibérica lo hicimos hace 500 años en Sudamérica y, excepto en pequeños reductos, nos encargamos de aniquilar la cultura local. Que cada uno saque sus propias conclusiones. Aquí os foto con uno de los artistas aborigenes. Le compré esta estupenda pintura. El buen hombre empezó a pintar a los 70 años. Una serpiente y un 'catfish' en el agua.

Después de este retrato social, vuelvo a mis crónicas ligeras, que supongo encontráis en falta. Ya me pasó el subidón de los primeros dias, y a fecha de hoy, descubriendo maravilla tras maravilla en Australia, solo me queda tiempo para disfrutar los sentidos y dormir. Porque nos pegamos unas palizas de levantarnos temprano para ver/hacer cosas que no os explico. Pero lo disfruto de lo lindo.
Ayer mismo me bañé en un río, en medio del parque infectado de cocodrilos (decir que éste está asegurado y DICEN que no hay cocodrilos), y me di un masaje con Brenda bajo una catarata de agua clárida y límpida a lo Tarzán y Jane. Como el anuncio de Rexona. Claro que esto deja a Philip como la mona Chita. Nada más lejos de mis intenciones. En cualquier caso sería un gorila porque el tío está más fuerte que el aguarrás.

Cocodrilo en inglés es Crocodile. De aquí viene lo de crocos. Y en Kakadú, el parque nacional más grande e importante de Australia, está infectado de crocos. Son los reyes del parque. Los reptiles más grandes de la tierra. Ayer por la mañana nos levantamos a las 5.30am para ir a verlos. El amanecer en Kakadú es como debía ser el amanecer cuando el hombre no habitaba la tierra. Me recordó a esas imágenes preciosistas de Jurassic Park donde se veía una especie de paraíso lleno de animales. Inmensidades verdes recortadas por árboles. Y pájaros en todos lados. Pájaros que son los antiguos dinosaurios. Verdes, negros, azules, púrpura… El contraste del verde con la inmensidad de animales que se ven por metro cuadrado te deja medio lelo. Tendrían que aconsejar llevar cazoleta para recoger la baba. Me acordé de mi hermano Paco, cazador nato. Este paisaje seguramente es del de sus sueños. Nunca he visto tanto bicho y tan bonito junto.

Águilas inmensas con la cabeza blanca pescando. Martín pescador de un azul eléctrico y un naranja flipante. Garzas, garcetas, patos, somormujos, … Y claro, en medio de toda la belleza infinita del tiempo atrás aparece el croco como el coco en los cuentos. Ahí está, agazapado buscando siempre algo que llevarse a los incisivos.

No se porqué a los humanos nos atrae tanto lo que nos puede aniquilar. El poder del croco en su medio. La que lleva el barco hace la bromita típica de: “si se hunde el barco aquí tienen los salvavidas. Pero no se preocupen, que si eso pasa, los salvavidas no sirven de nada porque verán a los crocos de muyyyyyyy cerca….. ja, ja!” Y yo que pienso que esto en Cádiz tendría su gracia, pero en medio de una laguna infectada de crocos no tiene ninguna. Y menos con el poco arte que tienen los australianos comparados con los de Cái….”

Pues eso: que he visto la naturaleza en estado puro. Eso si: rodeado de otros turistas que consumen Kakadú igual que lo hago yo. Y pagamos un módico precio por ver un par de horas lo que deberíamos ver cada dia. Sin tantas comodidades.

Al mediodia nos damos una santa caminata y nos vamos a ver arte. Estamos en Ubirr. Pero no a una galería ni un museo en una ciudad. A la mejor y más auténtica galería del mundo: las cuevas que rodean Kakadú. Los aborígenes tienen tradición de contar las historias a través de pinturas. Los padres llevan a los niños a estos lugares sagrados para explicar el origen de la vida. Según ellos, una gran serpiente creó la vida en el origen del tiempo. Esta gran serpiente se convirtió en los ríos que dan la vida a la tierra. Hay innumerables historias de cómo los aborígenes explican su interrelación con la naturaleza y la vida. Y lo hacen a través de las pinturas. Aquí os dejo unas cuantas muestras que a mi me han encantado. Estas pinturas utilizan una técnica llamada de Rayos X. Como podéis ver, pintan animales y personas con la estructura de los huesos y las vísceras como el corazón.

Nos subimos a una cima de una montaña cerca de las pinturas y vemos la tierra de Arnhen. Esta tierra es sagrada. No se puede visitar. Y vemos una maravillosa puesta de sol desde la cima. Otro momentazo para el recuerdo.

¿Y aquien encuentro en medio de este no-nada? Pues a dos catalanes. Una pareja que está de luna de miel. En medio de esa visión de la tierra prohibida, les digo a los catalanes: 'maco, oi?' y se lo flipan. Y yo también. Son l'Eva i en Pol. Estamos en todos lados.

Esta mañana hemos visto los crocos saltarines. Consiste la cosa en ir un barco (misma bromita de los salvavidas…ja, ja… que me parto) y poner un trozo de carne en la punta de una caña y ver como los tiburones saltan, cual delfines, hacia la carne. Ni el show ni la gente del barco me han gustado nada. Eso si: los bichos no te dejan indiferente. Lo mejor ha sido que un montón de águilas se han lanzado sobre el barco, y una chica les ha lanzado trozos de carne que cogían al vuelo de forma espectacular. Eso si que ha sido maravilloso. Ver volar águilas a dos metros de ti y lanzándose en picado hacia el señuelo. Precioso ver el vuelo de estos pájaros tan preciosos.

Por la tarde, nadando en varias pozas de varios ríos del Litchfield National Park, cerca de Darwin que es nuestro próximo y último destino con Brenda y Philip.

jueves, 5 de agosto de 2010

OUTBACK. King's Canyon & Alice Springs

Tras deglutir una estupenda cena basada en barbacoa a la australiana, nos volvemos a levantar temprano. No me cuesta mucho ya que dormir no es lo mío. Vamos a ver el Kings Canyon. Caminata de 7km, subiendo al principio más de 600 escalones. Sin demasiados problemas. Resulta que las rocas del cañón están hechas con arena de las dunas de un antiguo mar que se compactaron hace millones de años y se convirtieron en roca. Por lo tanto, en lo alto de la montaña se pueden ver rastros de corriente de agua y fósiles de … medusas!


En la garganta del cañón hay un precioso valle llamada Eden’s Garden (jardín del edén). Y es verdad que parece que aquí un aborigen y una aborigen estaban paseando la mar de tranquilos, retozando sin que Dios (el cristiano) les incordiara para nada. Ellos creen en la naturaleza y no en un dios todopoderoso y castigador. Aquí os dejo una foto para que podáis apreciar la belleza del lugar. Desafortunadamente hay mogollón de otros turistas que no paran de hacer ruido.

El ejercicio de subir y bajar piedras en el entorno natural tan poderoso hace que no te des cuenta de la paliza que te estás dando. Cada rincón es de foto. No se cuantas he hecho. Pero no me importa. Como viene siendo habotual, me equivoco queriendo captar la belleza del paisaje con mi simple cámara. Pero no puedo evitarlo. Quiero hacer de reportero dicharachero y comunicar lo mejor posible mis aventuras priscileras por el outback.

Paredes de color rosa que dan vértigo y que se unen en forma de Y. En el centro de la Y está el jardín del Edén a una altura considerable. Para que voy a decir nada más….

De aquí nos vamos hacia Alice Springs, la ciudad más grande del centro rojo de Australia. Para qué vamos a ir por la carretera principal, toda asfaltada ella, si Philip prefiere conducir por caminos de pistas a través del territorio sagrado de los aborigen. Necesitamos un permiso especial para pasar por las tierras prohibidas. El camino es magnífico. Y en medio de una paisaje estupendo, se me ocurre hacer la Priscilla performance: le ponemos al coche una tela púrpura que he comprado en Adelaide y grabo el recorrido de nuestro coche por el centro de la Australia roja. Nos lo pasamos bomba con la performance. Tengo grabado el momento. Nos partimos de la risa. Aqui el momentazo...



No vemos ni un canguro, pero si vemos caballos salvajes, burros salvajes y vacas. Imagino que no salvajes. Paramos en un pueblo fundado por unos alemanes llamado Hermmansburg. Se pude ver en la iglesia inscripciones en alemán. Y fotos de cómo los colonos semiexclavizaban a los aborígenes.

Los aborígenes no se han adaptado a la vida de los blancos. Vagan por las calles de las ciudades borrachos o drogados. La mayoría viven apartados de los blancos, en reservas para aborígenes donde rigen leyes diferentes de la Australia blanca. El problema del alcohol y drogas es tan grande que el gobierno ha desarrollado una gasolina llamada Opal que no contiene sustancias que hacen que los niños y adultos se coloquen. También está prohibida la venta y el consumo de alcohol en las comunidades aborígenes. En Alice Spring, si compras una botella de vino tienes que dar tus datos, donde la vas a consumir y está limitado a dos botellas por persona y día. La verdad es un problema de difícil resolución. Entraré en detalle más adelante sobre este tema.

Llegamos al pueblos de Katherine donde visitamos una garganta Katherine Gorge. Paredes verticales y en medio agua. No tiene nada que ver con la visita a la boca de ninguna chica, en este caso. Vamos en barco y caminamos un poco. Desayunamos en el barco. Parecía un ‘tour’ para el Inserso. Somos los más jóvenes del barco.

Nos miramos y decimos los tres a la vez: maravilloso-maravilloso.

viernes, 30 de julio de 2010

OUTBACK. ULURÚ, el centro de la tierra


Recurriendo al tópico y a todo lo leído, cuando contemplas UIurú por primera vez, sientes que todo lo que has visto hasta ahora en tu vida ha sido un espejismo. Una enorme piedra (que no montaña) de roca roja como la sangre, que cambia de color en función de la luz. Plantada en medio del desierto rojo, contrastando con plantas verdes (ha llovido mucho antes de llegar) y negras de los troncos de carbón se ha quemado en los múltiples incendios. Y recortando la piedra sagrada, el cielo más azul que jamás haya visto.


Y esa textura de la piel de la montaña…. Mi primer pensamiento fue: “Esto está vivo”. Y es que nunca he visto una cosa que parece un gran trozo de mineral, teóricamente muerto, pero que tiene mucha más vida que muchos muertos vivientes que he visto en las ciudades. Y la forma… órgánica. No tiene forma de un mineral. Tiene la forma de un organismo vivo.

Brenda se emocionó. No podía parar de llorar al contemplar semejante belleza. Philip se quedó callado y no soltó ninguna carcajada, y eso si que era una novedad. Yo empecé a hacer fotos como un loco. Como si fuera el último momento posible en intentar captar semejante belleza. Pero me equivocaba. Uno solo puede contemplar, meditar sobre lo ordinario. Porque lo extraordinario no está reservado, por lo menos, para mi.
Y lo mejor que puede hacer uno es callar y admirar. Y sentir el magnetismo. Está a flor de piel. Como si fuese una central nuclear y le saliera el uranio por todos sitios. Pero energía de la buena. Como un canal de comunicación entre el centro de la tierra y el resto del universo.
Uno también puede darse un paseo por nuestro interior para intentar ser muy humilde, olvidarse de nuestro gran enemigo, el ego, e intentar conectar con alguna parte de la magia de ese trozo de roca roja como el corazón, que se pone en contacto con la tierra roja como la sangre, el cielo azul y todas las plantas y animales que lo rodean, intentando arroparlo en un entorno mágico, marciano de Marte. Uluru no es de la tierra. Creo que viene de otro planeta. Y que estaba vivo. Y cuando se aposentó en la tierra empezó la vida en este planeta. Claro que es mi versión libre para intentar explicar lo que he visto.
Mi alucinación total llega cuando veo en una parte de Uluru, grabado en la roca la forma gigante de lo que sería un gran cerebro humano.


Explicar que para los aborígenes es un lugar sagrado. No me se todavía la historia de los aborígenes acerca de la roca. Pero deciros que hay un sitio en la base de la roca, donde el agua forma un pequeño lago y encima se puede contemplar como unas olas gigantes de roca roja que se ondulan en una formas suave cayendo hacia el pequeño lago. Este sitio se llama Mutitjulu. Y creo que es el centro del mundo.
Sounds of silence.
Philip nos invita a Brenda y a mi a una cena bajo las estrellas del desierto de Australia. Nos llevan a ver la puesta de sol, con Uluru como gran polo de referencia. La cena es de lujo total y nos sentamos en una mesa con:

1. pareja japonesa
2. pareja británico-australiana
3. pareja holandeses

Evidentemente, el británico me felicita por lo de España. Y yo digo en perfecto inglés y voz alta que los holandeses no saben perder, que han jugado a desequilibrar a España, pero que el talento de los españoles está por encima de esa táctica tan primitiva. (En ese momento yo no sabia que había dos holandeses en la mesa). Ellos muy correctos me felicitan por la victoria y yo les digo que el segundo puesto está genial para Holanda. Pura diplomacia en el mejor estilo ibérico. Evidentemente, me paso la noche hablando con la pareja británico-australiana y sonriendo a los holandeses.

Tenemos música de ‘digeridoo’ que hace un ambiente muy aborigen. Vemos el rojo del horizonte que se fusiona de una manera imposible con el azul añil del cielo. Intento ver el punto de unión entre el rojo intenso y el azul del cielo y me resulta imposible. Y poco a poco, empiezan a aparecer las estrellas. Os imagináis lo que puede ser ver las estrellas en el desierto de Australia.? Pues yo tampoco hasta entonces. Viene un aborigen y nos cuenta que significan las estrellas para su pueblo y como ellos rigen su cultura a través de las estrellas. Aprendo lo que no está escrito y me vuelvo a hacer muuyyyyy pequeñito delante de tanta magnificencia. Si sigo así de humilde me voy a convertir en la no-nada… Y uno está muy mayor ya para empezar a no ser nada.

Y es que Australia, en cada esquina, te hace cada vez un poco más pequeño con tanta magnificencia. Repito que solo aquí uno se puede dar cuenta del poder de la naturaleza, de los elementos y de lo complejo que puede llegar a ser tener un cierto equilibrio con el entorno.

Hemos conocido a unos italianos Pia y Alberto de Palermo que nos han pedido acompañarnos a ver Uluru y Kata Tjuta (Las Olgas). Muy simpáticos y agradables al estilo siciliano. Nos levantamos por la mañana a las 5.30am para ver el amanecer en Kata Tjuta. Hacemos un recorrido de 8km alrededor de las montañas. Parecen una creación de Gaudí. No me emocionan tanto como Uluru, pero tienen mucha magia. Hago una foto de una mariposa en un pequeño embalse de agua que refleja el oro de las montañas cuando el sol del amanecer decide darle los buenos dias. Como para celebrar el milagro de que cada dia amanece, que no es poco.


El paseo por Kata Juta es divertido y educativo. Y casi al final del camino nos aparece… un canguro rojo! Parece que realmente existen los canguros en Australia. Pero por la carretera, ni uno. Pero…

….existen los canguros en Australia!

He comprado una pintura aborigen en el Centro Cultural de Uluru. Me he enamorado de la obra de arte. Ha sido pintada por una de las mujeres de uno de los grupos aborígenes cercano. Me aseguran que el 60% del dinero es para ella y el 40% para ayuda a la comunidad aborigen. Es mi forma de dar las gracias. Es mi otro regalo de cumpleaños. Y ya van no se cuantos. Este año parece que me quiero mucho. Estoy muy ilusionado porque me parece que una parte de la magia de Australia está en ese cuadro. Y eso no tiene precio. La pintura si. Aquí un detalle de la misma. Magnético?

Nos despedimos de Uluru con la sensación de que hemos visto uno de los espectáculos emocional, intenso y verdadero más grande que uno pueda ver. Me falta por conocer muchas maravillas. Pero la magia y el magnetismo de este sitio, dudo que pueda volver a sentirlo. Por lo menos de la misma forma. A partir de aquí, todo lo que venga será estupendo. Que suerte tengo de poder estar en tan mágico y magnífico sitio acompañado de dos de mis mejores amigos.

El centro de la tierra solo está en un sitio para mí. Y parece que no es Barcelona.

viernes, 23 de julio de 2010

OUTBACK. Lake Eyre, el lago más seco del mundo y Coober Pedy, vida bajo tierra

Llegamos a través de innumerables arroyos con agua a William Creek. Tenemos organizado un viaje en avioneta para ver las Painted Hills (montañas pintadas) y el lago que se llena de agua cada 20 años, Lake Eyre. Experiencia única e inolvidable ver el desierto de Australia desde una avioneta. Y sobrevolar los pelícanos.
Es curioso ver como el desierto desde el cielo es muy parecido a las pinturas que los aborígenes hacen con puntos. Tienen confiduraciones muy parecidas. Es como si fuesen capaces de ver el desierto como lo haria Google Maps y ser capaz de pintarlo. Cuando interpretas un cuadro que utiliza esta técnica siempre tiene la perspectiva de in picado. Por lo tanto, tienen la capacidad de imaginar su territorio desde el aire sin haber volado nunca. ... o quizá si: en sueños...
Resulta que los peces de Australia que están en los ríos y lagos ponen los huevos dentro del barro que queda después de la sequía. Y ahí sobreviven hasta que el agua vuelve al lago y entonces la vida vuelve. Toda una lección de supervivencia. Se aplica con mucho éxito en el sector de las telecomunicaciones. Y si no que se lo pregunten a mis socios de Aggaros. Concretamente a Miguel Ángel y a mi amigo Claudio Forzano de Sicilia. Utilizamos este símil en nuestras conversaciones de cómo sobrevivir a los vaivenes del sector. Y ahora lo veo en realidad y en todo su esplendor. Las telecomunicaciones me parecen un juego de niños al lado de lo grandioso de este espectáculo tan bello.


Seguimos nuestro viaje hasta Cobber Peddy, tierra de mineros, de extracción de ópalo y de las casas bajo la tierra. Me recuerda la canción de los Midnight Oil que decia:
“Out where the river broke
The bloodwood and the desert oak
Holden wrecks and boiling diesels
Steam in forty five degrees
The time has come
To say fair's fair
To pay the rent
To pay our shareThe time has come
A fact's a fact
It belongs to them
Let's give it back
How can we dance when our earth is turning
How do we sleep while our beds are burning”

O sea, que peor que en Sevilla. Que las casas se excavan bajo la tierra porque es la única forma de sobrevivir en esta tierra tan árida. Dormimos en un hotel que era una antigua mina. Nuestra habitación es un agujero excavado en la tierra. Y el color de la pared es rosa-terracota. Todo un espectáculo.


Nos levantamos antes del alba, para variar, y nos cascamos 800km hacia el corazón de Australia. Y se hizo el milagro: la tierra se puso de un color rojo intenso. Y el paisaje empezó a cambiar. Y nosotros también empezamos a ser otros, a cambiar. Nos transmutamos y reconvertimos en amantes de Australia para siempre.

...Y ni un canguro…

Llegamos al llamado ‘Red Center Australia’. La tierra se puso de un color rojo en variaciones imposible. Se puede sentir, pero no explicar. Además tenemos la suerte de que ha llovido mucho y está todo de un verde intenso. Y el contraste con el rojo le da una vida y una sensación de intensidad que te llega a la retina, pasa a los nervios, te sacude el sistema límbico, los metatarsos y las falanges.

‘El gallina de piel’ que diría Cruyff en su español entre equivocado y surrealista.

OUTBACK. De Adelaide hacia la aventura del desierto

España ha ganado el mundial. Y yo me siento mundial, como Forges. Toda la familia Garnhan se levantó antes de las 4am para ver el partido. Y lo viveron conmigo como si fuesen más ibéricos que el jamón. Yo había puesto en el salón la bandera del Barça sobre la chimenea desde la mañana anterior al partido. Solo para hacer ambientillo. Compré unas botellas de cava català para celebrarlo. Judith hizo un estupendo pastel de limón. Vivimos el partido con una intensidad tremenda.

Cuando Iniesta hizo el milagro, estalló toda la casa con mis gritos de alegria diciendo: ‘esto es justicia universal’ Y todos nos abrazamos y besamos como si estuviésemos en Les Rambles de Barcelona. Que alegría compartir tan buen momento con tan buena gente.


Decir que al final de mi estancia en Adelaide, ya me sentía uno más de la casa. Tal es la cordialidad, amabilidad de mis anfitriones. Más no se puede pedir. Me he sentido muy a gusto entre los Garhan y les debo toda mi gratitud. Espero compensar cuando vengan a visitarme a Barcelona o allá donde me encuentre.


Esa misma mañana me encuentro con el otro Ian amigo de Philip. Ian Doyle. Y nos vamos en un viaje que nos ha montado Philip, casi sin saberlo nosotros, hacia Port Lincoln. A 8 horas de Adelaide, después de no haber dormido casi la noche anterior.

Y resulta que es un viaje estupendo con Ian y su hijo Henry hacia una zona preciosa de Australia. Pasamos un viaje de lo mas distraído y nos reímos mogollón. Como si nos conociésemos de toda la vida. Al llegar pasamos a ver a unos amigos que viven en una casa delante del mar que quita el hipo. Y resulta que ya tengo con quien estar en Cairns. Lo que te digo: amigos de buenos amigos hacen buenos amigos.



Pasamos una velada estupenda, con los Doyle. La madre de Ian, con 85 años y con una brillante mentalidad que para si quisieran muchos jovencitos. Con un inglés delicioso, el suyo por supuesto, pasamos una cena relajada en la que vuelvo a hacer mi ya famosa por toda Australia tortilla de patatas.

A la mañana siguiente, vuelo hacia Adelaide donde me encuentro con Philip y Brenda que vienen de Sydney y Auckland respectivamente para iniciar nuestro priscilero viaje por el ‘outback’ o también llamado desierto australiano.


Hacemos provisiones en Adelaide y nos dirigimos hacia Parachilna para ver la primera puesta de sol en el desierto. Nos cascamos 500km de nada. Por el camino vemos unos loros grises con el pecho y las alas rojas como la arena del desierto. Se llaman Galah y acuñan una frase típica australiana a nuestro ‘eres tontolculo’ que consiste en ‘ Ya big Galah’. No vemos un puñetero canguro por todo el camino. Llegamos a Parachilna donde cenamos salchicha de camello (no penseis mal, que os conozco…), carne de canguro y de Emú, que es el avestruz australiano.


El dueño del restaurante flipa con tema Barcelona y, como la mayoria de australianos, les encanta la ciudad diciendo que es una de las más bonitas del mundo. Yo saco pecho y les digo que además es donde se practica el mejor fútbol. El buen hombre se deshace en elogios en medio del desierto y yo acepto gustoso los parabienes.



Dormimos como Pepes en unas cabañas muy chulas. Nos despertamos supertemprano y vamos a ver un valle de eucaliptos estupendo donde hago unas fotos.


A partir de aquí, como se dice en inglés: ‘lots of diferents nothing’. Algo así com mogollón de diferentes nadas. Desierto inmenso por delante, detrás, derecha e izquierda. Ver en infinito por todos lados no es fácil de digerir.


Philip está preocupado porque ha llovido mucho y nos vamos a meter en caminos de tierra. Hacemos gran parte del viaje por caminos poco transitados donde hay señales que indican que tienes que tener un 4x4 para poder entrar. Tenemos un buen coche pero no tiene tracción a 4 ruedas. Pasamos por arroyos donde casi se nos lleva la corriente, barro hasta las orejas y patinamos que da gusto. Esto si que es aventura en el desierto! En un par de ocasiones se me ponen de corbata. Pero Philip parece controlarlo todo. Y Brenda parece no inmutarse. Con lo cual, para qué voy a gritar como loco cuando la corriente se nos lleva….


¿Qué esperarías ver en el desierto de Australia? Imagino que canguros.

Pues ni un canguro….

viernes, 9 de julio de 2010

Adelaide & the oz family

¿Es una casualidad que un Adalid haya llegado hasta Adelaide? La ciudad tomó su nombre de la Reina Adelaida, consorte del Rey Guillermo IV del Reino Unido, y fué fundada en 1836. Otro guiño a Priscilla: reina Adelaida? Tranquilos que mis instintos transvestidos están totalmente apagados y no me voy a convertir ahora en la Reina de Australia. Pero no me digáis que la cosa no tiene su gracia.

La ciudad está llena de grandes parques verdes rodeando toda la ciudad. Iglesias por todos lados. Los muros son de un color terracota precioso debido a lo que llaman Sand Stone, o sea, ladrillo de arena del mar. Tienen la tasa más alta de Australia en asesinatos y suicidios. ¿Tendrá algo que ver la enorme cantidad de represión expandida por las iglesias de las diferentes religiones? No abramos la caja de Pandora de las religiones, pero no dejo de pensar si será otra casualidad. Claro que uno puede ver analogías cuando quiere verlas. Tomaremos nota del asunto y lo desarrollaremos en otro momento.


Como avancé, estoy en casa de Ian, el hermano de Murray. La familia la componen papá Ian diplomado en biología, derecho y no se cuantos másters, mamá Judith directora de un instituto donde acogen también refugiados, Sarah la rebelde socialista, izquierdista e idealista hija de papá, Caty la bella, inteligente e introspectiva jovencita, y Louis el quinceañero encantador, vital, todavía inocente que come todo lo que encuentra por delante. Fiona, la hermana de Judith ha venido unos dias de vacaciones y acaba de completar la familia.

Es una experiencia muy interesante ver como la familia interactúa y se comporta. Empezar diciendo que Ian y Judith son unos santos. Padres modélicos, dialogantes y que invierten tiempo en estar y dialogar con sus hijos. Tuvimos una discusión apasionante acerca de las diferencias entre hombres y mujeres. Se me ocurrió decir que somos diferentes y que si aceptamos que somos mucho más animales de lo que creemos, seriamos más felices. Ian se alinea conmigo y saca unos cuantos libros hablando sobre la diferencia en el ADN entre hombres y mujeres y sus consecuentes diferencias funcionales y de comportamiento.

Y estalló la batalla de los sexos...

Sarah encolerizada y en tono de voz bastante violento suelta una retahila de ideas que mezclaban el sexismo con el racismo, nacismo, catolicismo y cualquier -ismo que ultrajara a la mujer y a ella le conviniera. Judith que se alinea con su hija, pero en un tono conciliador y sereno. Me sorprendió que la hija utilizara un lenguaje violento, fuera de tono, riéndose de los sólidos argumentos del padre. Y éste, en todo momento se mantuvo sereno, conciliador y educado a pesar del tono de la hija. Yo aluciné en colores porque se me ocurre hablar así a mi padre y ni que contar lo que hibiese pasado.

Hay que poner en positivo que los argumentos de Sarah eran cultos, de ideas profundas y argumentadas. Y da gusto ver como alguien jóven tiene cosas que decir más allá del Gran Hermano. Pero el tono en los que lo expresaba hacia que perdiese todo su valor. Me encantó ver como una hija puede defender sus ideas, incluso en tono elevado, sin que la comunicación y los valores esenciales de respetos se perdiesen en ningún momento. Parecia una lucha de generaciones pero en igualdad de condiciones. La teórica ventaja del padre por ser padre y hombre no existía. Y pensé: que bueno... Entiendo porqué Australia es un pais que funciona.

Ian y Judith invierten tiempo en ver películas junto a sus hijos. Se buscan para jugar a cartas hasta altas horas de la noche. Ian y Judith cocinan de forma igualitaria. Se juntan para resolver crucigramas entre ellos, y en voz alta buscan la solución. Asisten a clubs de lectura. En vez de ver la TV y quedarse aplatanados delante de ella. La tia Fiona participa con total naturalidad en este contexto. Al dia siguiente de volver de marcha, el padre le pregunta a la hija: '¿bebiste anoche?' Y ella responde: 'si'. No se mienten. No dejan de hacer la pregunta que tienen en la cabeza y no dejan de dar respuestas sinceras.

¿Alguna diferencia respecto a vuestra/nuestra familia? Respecto a la mia, en cuanto a la relación con mis padres, un abismo. También hay que decir que son otra generación, pero un abismo.

Siguiendo con mi conquista de Australia, les cociné paella y tortilla de patatas. Todavía hoy me recuerdan lo que les gustó. Eso es otra diferencia respecto a nosotros. Cuando cocino para mis amigos, el mejor elogio que recibo es 'está buena'. En cambio, si no está bien, la retahíla de sarcasmos y cachondeo 'forever' no para. Nosotros no somos de reconocer, de decir que buen trabajo que has hecho. Somos más de dar detalles de lo que no nos gusta o del error que el otro comete. Ahí si que somos explícitos. En cambio aquí enfatizan lo que haces bien y minimizan lo que haces mal.

Después de este retrato social (hay paisajes humanos que son mucho más interesantes que los típicos paisajes), os cuento que Adelaida es una ciudad pequeña, cómoda. He visitado varios museos interesantes y una exposición de fotografia de la Australia de los años 50, 60 y 70. Además, en el Art Gallery of South Australia poseen una colección de estatuas de Rodin que para si quisieran muchos museos en Europa.

Con Judith y Fiona hemos ido al zoo de Adelaide a ver los osos panda. Hace tiempo que no iba al zoo y me he acordado de porqué: no me gusta ver animales encerrados. Igualmente he visto esta señal de tráfico que me parece genial. Estoy haciendo colección de fotos de señales de tráfico australianas.

Con Murray hemos ido a visitar unas bodegas de vino estupendas donde hemos degustado de los mejores caldos australianos. Hemos ido a jugar a golf con Ian y Murray. Me lo he pasado bomba!
Hemos comido en sitios estupendos bajo un sol de invierno que beatifica a cualquiera. Sin llegar a los extremos de convertirnos, no sea que se derrumbe otro apóstol.

The Great Ocean Road

Y empieza mi viaje alrededor de Australia. Fundamental haber visto y re-visto la película 'Priscilla, Queen of The Desert' para entender el enfoque del viaje. Se que me repito. Pero se que no me equivoco.

Dejo el multicultural Melbourne con dos sensaciones muy claras:
1. Melbourne mola mazo.
2. Murray es un gran amigo.

Nos levantamos el viernes por la mañana después de una noche intensa de cena con amigos en el Hotel Kingston, en Richmond. Decir que el barrio tiene su 'nivel' y que los lugareños están muy orgullosos del mismo. Por lugareños me refiero a Quim, la vecina encantadora y superorganizada y David, el vecino y perfecto cicerone donde los haya. Encantadores en las formas y en el fondo. Shadi, un recien incorporado al grupo también se apunta a la movida. Rios de vino tinto y mucha risa. Demasiado vino para el viaje del dia siguiente. Pero los australianos son así: espontáneos y con gran tendencia al vino. ¿Tendrá algo que ver esto con lo bien que nos llevamos con los de la Península Ibérica?

Con pelín de resaca y mucha alegría preparamos el viaje y nos despedimos de Shadi, un buen amigo de Murray. Shadi es un personaje a seguir de cerca. Palestino nacido en Qatar, por desgracia como muchos palestinos, y que por razones de pura supervivencia y libertad personal ha venido a vivir a Melbourne. Muy buen tipo, inteligente y con muchas experiencias y cosas que decir y hacer en la vida. Bravo por Shadi.

Vamos en el coche Murray, el travieso Toby, la bella Bella y yo. Nos dirigimos hacia la Great Ocean Road. Probablemente una la ruta al lado del mar más espectacular del mundo. Nos dirigimos a ver a los 12 menos 2, es decir, 1o Apóstoles. Consisten en un conjunto de formaciones rocosas en la costa. Resulta que el mar gana terreno al contiente australiano a razón de 2cm por año. Y a lo largo de los milenios, parte de la tierra se ha resistido a esta erosión y han quedado enormes columas de tierra dentro del mar. Forman los 12 apóstoles, de los cuales han caido dos. Imagino que no tiene nada que ver con la debacle de la religión católica de los últimos tiempos. Pero la analogía es casi inmediata.

Vemos el paisaje en una tarde donde los elementos como el viento, las nubes y la puesta de sol son el escenario perfecto para una ópera. El mar rompiendo a lo bestia contra la costa. El sol luchando contra las nubes que se muestran impenetrables. Y el rojo y ocre de la tierra que dice aqui estoy contra el azul y blanco espumoso de las olas del mar. De verdad que la emoción de ver la fuerza natural de los elementos se te mete debajo de la piel y es imposible no sentirlo. En Europa no existe esta fuerza tan evidente y descarada de la naturaleza. No es tan claro, tan nítido. Australia es salvaje, es real, es pura. No hay escenarios. El paisaje no está encajonado. No hay escenarios de papel couché. Está expandido a lo alto y ancho de que se puede concbir. Y un poco más allá.

Me imaginé una ópera de Wagner o de Verdi y pensé que era uno de los escenarios más bellos del mundo. Y Murray y yo los privilegiados espectadores de tal escenario. Hay que verlo y sentirlo una vez en la vida. Solo por sentir ese momento, ha valido la pena este viaje. Evidentemente hay otras muchas cosas. Pero la sensación de que lo invertido en el viaje, en sentir ese momento, justificaba absolutamente todo.

Y es en ese momento cuando uno está realmente vivo. Algo parecido a cuando mi amigo Bruce, el tiburón, decidió presentarse entre bonitos corales. O cuando la tierra decidió saludarme en Chile.


Hacemos varias paradas para que los perros descansen y hacemos largos paseos con ellos. Tengo, otra vez, la inmensa suerte del momento. Resulta que en Australia ha llovido lo que no ha llovido en los últimos 10 años. Y está todo lleno de agua y verde. Imaginaros el típico paisaje australiano de eucaliptus, pero como un inmenso manto verde. El contraste es irreal. Es como mezclar agua con aceite. Paisaje imposible.

Comemos en Apollo Bay, que como dice su nombre es muy bello. Comemos en un restaurante lleno de figuras de mujeres gordas, al estilo Pedro Botero. Dormimos en un hostal de carretera y cenamos estupendamente bien.

Al dia siguiente entramos en Sout Australia, camino de Adelaide. Pasamos por paisaje muy bellos. Paramos en un bar en un pueblo perdido por el campo. La experiencia es religiosa. Todos medio pedos y solo se oye 'Hi mate how are you doing?', pero se escucha algo así como 'JaymAtJaYadAng?. Con las mayúsculas como vocales pronunciadas muy altas. Nos miran como bichos raros, pero son muy amables y curiosos. Huelen a perro viejo y están pedos perdidos, pero son extraordinariamente cercanos. Para el olfato, desafortunadamente cercanos. Es como entrar un un bar de un pueblo perdido de Cádiz. A los que también es imposible entender, y encima se cachondean de ti mientras se comen una tapa de lo más rica.

Llegamos finalmente a Adelaide a casa del hermano de Murray. Gente encantadora que se están convirtiendo, como no, en nuevos amigos.