martes, 11 de mayo de 2010

El no-terremoto y los perritos


Salí de Chile unas horas antes del gran terremoto. Estuve a un click de quedarme hasta el sábado, pero decidí salir el viernes 26 Febrero. Después de 6 semanas en Chile, salgo del país unas horas antes del mogollón. ¿Suerte? Dentro de mi un sentido ambivalente: entre 'de la que me he librado' y 'deberia estar ahí para poder ayudarlos'. Afortunadamente, de mis amigos y conocidos, digamos que pueden contarla.

Adjunto foto de la iglesia de Nuestra Señora de Providencia, en la que la cúpula se cayó y ahora tiene una caperucha artificial a lo calimero.

Resulta curioso como, desde que volví en Mayo, casi nadie habla o quiere hablar del terremoto. Nada más llegar, la tierra me saluda con un temblorcillo de 5,8 grados. En una 8ª planta a las 10am, agradecí profundamente al jetlag que me mantuviese profundamente dormido ya que me enteré de la mitad del 'despertador natural', que me saludó con tremendos crujidos del edificio donde habito. A decir verdad, me vino un flash a la cabeza 'rollo tetris' que se fué inmediatamente y me dediqué a 'dejarlo pasar' entre la inconsciencia y el temor.

Tengo la sensación que las emociones han sido tan tremendas, que la gente tiene una necesidad fundamental de 'normalidad'. Por lo tanto, uno cumple con lo que el respetable pide y no habla más del terremoto. Hasta que venga el próximo...

Y quería hablar de los perritos callejeros de Santiago. Es una de las cosas que más sorprenden de la ciudad. Podrian ser 'el 5º elemento' o 'la 5ª columna'. Cada perrito que veo me recuerda a mi Huma. Creo que son los auténticos amos de la calle, de la ciudad. En ninguna ciudad de primer orden, y sin duda Santiago lo es, se conciben miles de perros en la calle sueltos viviendo y campando a sus anchas.

Mi amigo Víctor dice que son como las vacas sagradas en la India: los coches se paran cuando ellos pasan, se cagan en cualquier sitio (no se si hacen adobe con ello), y todo el mundo le da de comer en la calle. Todos responden al mismo nombre: cachupín. Generalmente están gorditos, hay pocos flacos. Pero es triste verlos en malas condiciones higiénicas. Es curioso como interactúan con la gente, con los coches, entre ellos... Cuando pregunto que hacen ahí , todo el mundo dice que los quiere. Ahí. Parece que cuando han intentado 'eliminarlos' han habido grandes protestas.

La verdad, con el tiempo te acostumbras a que estén ahí. Y a fecha de hoy, no me parecen fuera de lugar. Incluso creo que el dia que no estén, los encontraré en falta. Es curioso como unos perros pueden humanizar a una ciudad de 6 millones de habitantes. Y a decir verdad, veo a los habitantes con cara de perro y a los perros con cara de personas. Debe ser que empiezo a salir del 'dia a dia' y empiezo a entrar en 'la otra realidad ó la dimensión desconocida'... The Twiglight Zone...tiroriro-tiroriro....



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